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miércoles, 12 de mayo de 2010

Corte de Pelo











Corte de pelo para todos!
El 3 de mayo fue un buen día para ir a la estética, así que me llevé a mi sobrina Ceci, a mi sobrino José Luis (alias Teto) y a mis dos pequeñas.
Llegamos sin previa cita, así que estuvimos esperando nuestro turno que parecía no llegar nunca..... pero llegó!
Primero le tocó el turno a mi sobrina Ceci, Ana que es como le gusta ahora que la llamen. Luego me tocó a mí y enseguida a Dalia, mientras Teto dormía plácidamente en el sillón rosa y mientras Valeria se rehusaba a cortarse el pelo.
Nos quedamos sorprendidas por la buena disposición de Dalia para dejarse cortar el cabello, estuve retratándola y todo iba muy bien, ella se encontraba en el mejor de sus momentos, estuvo platicadora y demasiado sonriente, hasta que ... la cosa se empezó a complicar.... la estilista se tardaba, no fue muy ágil que digamos, y entonces pensé: "Seguro Dalia estará diciendo: ¡Ah, no! esto ya no me gustó, esta señora se está tardando más del tiempo permitido por mi paciencia, además los pelos mojados me pican por toda la cara y el cuello, ¡que ya se acabe esto!..."
Dalia de inmediato soltó en llanto y no hubo manera de hacerla regresar a la calma de antes. No me quedó otro remedio que actuar y detenerle con fuerza su cabeza para que la estilista aplicara sus últimos tijeretazos lo mejor posible y no caer en mordidas accidentales, que ya de por sí esto ya era bastante incómodo.... había que acabar el corte lo antes posible.
En fin, fue bonito mientras duró... un chispazo de paz convertido en el más insoportable de los llantos ...
Jajaja, luego pensé: simplemente eso de que una niña de 2 años y 4 meses se dejara cortar el pelo y además dejarse retratar por su latosa madre era demasiado bello para ser verdad .....
Luego le llegó el turno al Tetito, quedó rebonito el muchachito... él sí de principio a fin se quedó quieto y no volteaba siquiera a ver si las moscas pasaban .....
Y de Valeria ni hablar, ella nunca accedió a sentarse en esa silla giratoria frente al inmenso espejo de aquella rosa estética del centro de la ciudad.

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